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Que ha significado la enfermería para mí

Posted by: Silamani | 8 julio, 2014 | No Comment |

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En este video muestro la presentación que hice del día internacional de la Enfermera que se celebró en la Escuela de Enfermería de la Fe el pasado día 13 de mayo de 2014. Fue una presentación improvisada del acto, y lo único que pude hacer es hablar desde el corazón.

En el video la Dra Ferrer me da paso para que hable en representación de la Comunidad Académica. En el acto había un gran número de estudiantes de enfermería y algunas palabras fueron especialmente dedicadas a ellos.

under: Compasión, Cuidado, Enfermería, ¿Que fue de Josep Adolf Guirao?

Muerte y renacimiento de una enfermera

Posted by: Silamani | 2 julio, 2014 | 2 Comments |

Nursing research s-l  Hace ya casi 30 años que finalicé los estudios de enfermería. Y en estos momentos mirando atrás, tal vez es el momento de reflexionar sobre lo que han supuesto estos años de profesión.

Estudié diplomado de enfermería en la  en la escuela del hospital clínico en la Universidad de Valencia. La formación enfermera que recibí fue fundamentalmente de forma mayoritaria por parte de médicos y cirujanos cuya preocupación principal era hablarnos de medicina; cómo se trataban las enfermedades y cómo se realizaban intervenciones quirúrgicas. Poco aprendí del significado de cuidar, y lo poco que aprendí fue que ser enfermera era algo diferente a estudiar las enfermedades e intervenciones quirúrgicas y tenía que ver mas con cuidar a las personas. Estos aprendizajes fueron transmitidos por mis referentes en la profesión; la profesora Amparo Benavent y el Profesor Andrés Cuesta. Ellos en asignaturas prácticas intentaron transmitirnos qué era eso de cuidar y el significado del cuidado, cuando todavía el cuidado no había sido asumido por las enfermeras españolas como elemento central  de la ciencia enfermera. Mis profesores Benavent y Cuesta, en un momento en que la ciencia enfermera se incorporó a la Universidad en España, no pudieron llegar a transmitirme muchos conocimientos teóricos enfermeros, pero consiguieron imbuirme de los valores implícitos que comportaba cuidar.

Cuando empecé a desarrollar mi profesión en el hospital comencé a entender que cuidar no era únicamente dar la medicación a los pacientes, no era pasar visita con los médicos, no era poner goteros o poner inyecciones. Algo para lo que me prepararon y en lo que adquirí buena destreza. Descubrí que cuidar era el cómo hacía todo aquello,y cómo la forma de acercarme con amabilidad y tacto a las personas que estaban enfermas podía ser de mas ayuda que la propia asistencia técnica. Descubrí una dimensión oculta del significado de cuidar cuando me incorporaba en el turno de tarde en el hospital  y entraba en todas las habitaciones de la sala, decía buenas tardes y preguntaba cómo se encontraban la personas que estaban ingresadas; cuando me presentaba a quienes no conocía  y les pedía que no tuviesen ningún reparo en tocar el timbre y que  me llamasen si necesitaban cualquier cosa. Para mi cuidar significaba sentirme conectado con las personas. Todavía recuerdo el caso de una señora que era muy agresiva y a la que nadie quería ver porque nos hablaba mal  a todo el mundo. Me acuerdo que aquello fue un reto para mi porque me permitió descubrir el poder de no juzgar, intentar comprender y relacionarme de forma amable con las personas. Lo gratificante que fue poder descubrir la bondad en aquella mujer, qué únicamente se encontraba enfadada con su enfermedad es un ejemplo que ha sido para mi una fuente de inspiración para seguir siendo enfermera; y si digo enfermera porque es el nombre que recibe internacionalmente el profesional que practica la Enfermería.

Esos primeros años trabajando en el hospital me enseñaron el significado de ser enfermera, no tanto desde una perspectiva intelectual sino desde una perspectiva del ser y la vivencia.

Más adelante comencé a trabajar en atención primaria y comencé a comprender, a vivir lo que significaba cuidar a las personas en su entorno, en situaciones de salud y de enfermedad de una forma continuada. Descubrí la enfermería comunitaria y ello me llevaría a intentar difundir el papel de las enfermeras comunitarias desde una sociedad científica. Canalicé de esta manera mi visión altruista intentado difundir entre las enfermeras el valor que tiene y el potencial de transformación que podía tener el cuidado profesional enfermero a lo largo del ciclo vital de las personas en la comunidad en la que viven.

Josep Adolf con Marjorie Gordon

Josep Adolf con Marjorie Gordon

También mi interés  por visibilizar los cuidados me llevaron a trabajar, estudiar e investigar sobre los diagnósticos enfermeros y formé parte en AENTDE desde prácticamente que fuese fundada por Mercedes Ugalde yotras tres pioneras. Me animó el interés por visibilizar los aspectos del cuidado que normalmente permanecen invisibles y que se encuentran más allá de los cuidados biológicos; que se enfocan en todas esas respuestas humanas que integran a visión holística de la salud de las personas.

Pero transcurridos veinte años, entre en crisis. No por los ideales que perseguía sino porque las organizaciones en las que participé,  que aun teniendo fines altruistas, se configuraron como organizaciones que basaban sus relaciones con la sociedad y con otras organizaciones en los juegos de poder. Cuando me di cuenta de que mis acciones habían contribuido a fomentar las luchas de poder, como en el juego de un Monopoly tal y como me decía un compañero. Sentí un gran dolor porque se había producido una gran distancia entre mis ideales y mis acciones. Esta reflexión no se produjo de la noche a la mañana sino que fue surgiendo poco a poco. Fue emergiendo en forma  de insatisfactoriedad y cansancio y me llevó a ir soltando y alejándome de las asociaciones que había contribuido a crear y afianzar.

En 2008 me alejé finalmente de todo tipo de asociaciones, en parte por un malestar interno que me decía que algo no funcionaba, pero también en parte porque mi esfera personal se había visto desatendida y mi relación de pareja no pasaba por buen momento. Era momento de recluirse y volver a conectar conmigo mismo.

Durante la última etapa en que estuve en la junta directiva de las asociaciones en las que me involucré, pasé por episodios de ansiedad con crisis de pánico que fueron tratados con prozac. Tuve tres episodios por tres años en que tomaba prozac 6 meses, 6 meses estaba bien; volvía a recaer y tenía que volver a tomar prozac por 6 meses. La tercera vez que ocurrió esto empecé a comenzar a pensar: ¡creo que aquí hay algo que no funciona!

Y entonces hice un curso de manejo del estrés de RespiraVida Breathworks en que se utilizaba mindfulness y compasión como herramientas  para transformar nuestra relación con lo doloroso, estresante e incómodo de la vida. La verdad es que aquel curso me cambió la vida. Lo que me enseñaron en ese curso fueron todo un conjunto de técnicas y estrategias que ayudaron a transformar mi vida; pero notaba que en el fondo faltaba en  algo. Soy persona curiosa y habitualmente me ha gustado conocer todo en su contexto, porque cuando se descontextualiza el conocimiento perdemos mucha de la comprensión que nos aporta para conocer la realidad. Sabía que mindfulness, compasión y meditación venían de la tradición budista y decidir hacer un curso de meditación budista, después un retiro de budismo para principiantes y con el paso del tiempo observando el efecto transformador que estaba teniendo el budismo en mi vida decidir pedir el ingreso en la Orden Budista Triratna.

Creo que hace diez años me di cuenta de que como profesión, a pesar de haber transformado la formación de las enfermeras en la universidad, de haber intentando ayudar a producir ese cambio en la práctica, de haber contribuido a la creación de asociaciones científicas, de haber participado en la gestión de servicios sanitarios y de haber contribuido a la formación de las enfermeras con mi incorporación a la docencia;  apesar de todo ese esfuerzo los cambios no se han producido. Leer los diarios de prácticas de las alumnas que estoy formando me ha hecho ver cómo ese cambio tan deseado no se ha producido. Las enfermeras de forma mayoritaria siguen considerándose técnicas y el cuidado holístico y esencial es todavía desafortunadamente minoritario, aunque hay enfermeras que están plenamente implicadas en que sea una realidad. Desde aquí mi más sincero agradecimiento.

Durante este periodo de alejamiento de la profesión, y en parte de búsqueda personal de la espiritualidad, creo que tiré la toalla y me decepcioné con mi colectivo profesional. Creo que me agoté, que había perdido la ilusión y que hice lo que muchas enfermeras han hecho. Si no puedes transformar el colectivo intenta transformar tu práctica y tu entorno en el que trabajas. Atrás quedaron enarbolar banderas profesionales, intentar el cambio del colectivo profesional.

Al ingresar en la Orden Budista Triratna me doy cuenta que algo que ha pasado en mi vida espiritual, también ha pasado en mi vida profesional. En el sistema de práctica de Triratna se hace énfasis en cinco áreas de trabajo: integración, emoción positiva, muerte espiritual, renacimiento espiritual y receptividad espiritual. No voy a entrar aquí a explicar que significado tiene cada una de ellas pero si que querría explicar un vislumbre  de lo que profesionalmente ha supuesto para mi la muerte y el renacimiento como enfermera.

Creo que  la conferencia que dí en AENTDE en 2008 antes de renunciar a ser presidente de la Asociación, fue como un testamento y el inicio de mi muerte profesional. Dejó de interesarme la profesión, en realidad creo que me había quemado con mi profesión. En las últimas semanas, sin embargo he visto renacer a un nuevo enfermero: Sīlamaņi. Un nuevo enfermero con nuevos intereses profesionales. Mi maestro espiritual, Bhante Sangharákshita, dice que si quieres transformar el mundo, transfórmate a ti mismo. Y esto me ha hecho entender que si queremos que la profesión enfermera cambie, sólo puede darse en base a que las enfermeras se transformen. Sólo de esa manera se ha podrá cambiar la profesión. Y para ello hay que poder dar herramientas para que las enfermeras sean más conscientes, para que nuestro colectivo profesional sea más consciente.

Hace dos semanas acudí al » 1 st International Meeting on Mindfulness,11-14 junio en Zaragoza» y fui consciente de cómo mindfulness puede ayudar a transformarse a las enfermeras, a los estudiantes de enfermería y plantearme que tengo la obligación ética de difundir mindfulness como una herramienta que las enfermeras pueden utilizar para ayudar a las personas que sufren. A este congreso ya no asistió Josep Adolf Guirao, sino que asistió un nuevo enfermero renacido: Sīlamaņi Guirao-Goris.

Este nuevo enfermero quiere explorar cómo mindfulness y compasión, puede ayudar a las enfermeras a ser más resistentes a los efectos que tiene cuidar de las personas que están sufriendo. Desea explorar como mindfulness puede hacer que las enfermeras tengan una visión y una actuación más holística. Desea explorar cómo mindfulness puede ayudar a las enfermeras a mejorar su razonamiento diagnóstico superando el paradigma positivista de la simplicidad. Desea poder extender el uso de la atención consciente y la compasión como forma de aliviar el sufrimiento innecesario que los humanos nos provocamos con nuestra forma de reaccionar al dolor, la enfermedad y la incomodidad. Un nuevo enfermero ha renacido.

under: Enfermería, ¿Que fue de Josep Adolf Guirao?

El cuidado y el cuidar

Posted by: Silamani | 22 junio, 2014 | No Comment |

LoveLeonardo Boff (2002), teólogo, filósofo y escritor brasileño en su obra el cuidado esencial afirma que en la actualidad el mundo virtual ha creado un nuevo habitat para el ser humano. Este nuevo habitat, al quela ciencia enfermera no escapa (recordemos como se plantea la teleasistencia), se caracteriza por el encapsulamiento en uno mismo, por la falta de toque, de tacto y de con-tacto humano. Esta realidad afecta cada vez más la vida humana en aquello que posee de más fundamental: el cuidado y la compasión. El cuidado es el soporte real de la creatividad, de la libertad y de la inteligencia.

Según Boff (2002), lo que se opone al desinterés y la indiferencia es el cuidado. Cuidar es mas que un acto; es una actitud. Abarca, por tanto, más que un momento de atención, de celo o de desvelo. Representa una actitud de ocupación, de preocupación, de responsabilización y de compromiso afectivo con el otro. En el cuidado se encuentra el ethos fundamental de lo humano e identificamos los principios, los valores y las actitudes que convierten la vida en un vivir bien y las acciones en el recto de actuar. Como dice Jonathan Haidt (2006):

Cuidar a los demás, equidad, lealtad al grupo, respeto por la tradición y la autoridad legítima , y acciones para evitar lo desagradable son los colores primarios de nuestro sentido moral innato.

La actitud es una fuente que genera muchos actos que expresan la disposición de fondo. Cuando decimos que cuidamos de nuestra casa, se sobreentienden múltiples actos tales como preocuparse de las personas que viven en ella, prestándoles atención, garantizándoles provisiones e interesándonos por su bienestar. Cuidamos del ambiente acogedor de cada habitación. Nos desvelamos por conseguir que la casa sea un lugar entrañable, de modo que la echemos de menos al irnos y alegría cuando volvamos. En general no preocupamos y tenemos una actitud vigilante por el cuidado material, personal, social, ecológico y espiritual de la casa.

Si trasponemos este análisis al ser humano, sin cuidado el humano deja de ser. Si no recibe cuidado desde el nacimiento hasta la muerte, el ser humano se desestructura, se marchita, pierde el sentido y se muere. A lo largo de la vida el ser humano debe ser cuidado y el cuidado adquiere la condición de ser esencial. En palabras del Buda cuidar es una de las mayores bendiciones

Cuando se produce la pérdida de salud, el cuidado requiere mayor protagonismo y se encuentra yuxtapuesto a todo el proceso. Por tanto cuidar, en tanto que esencial, no se puede desligar del ser y cuando una enfermera cuida de una persona el cuidado se encuentra presente independientemente de que se haya elaborado un diagnóstico enfermero o identificado un problema clínico.

La noción del cuidado ocupa un lugar central y fundamental en el discurso de la ciencia enfermera. Desde el punto de vista disciplinar, el cuidado es el objeto de conocimiento de la enfermería y se esboza como criterio fundamental para distinguirla de otras disciplinas del campo de la salud. (Medina, 1999).

Medina realiza una aproximación al término cuidado resaltando varias definiciones que han dado diversos autores:

  • Benner y Wrubel (1989 citado en Medina, 1999) afirman que “cuidar, o tomar contacto, es el elemento esencial de la relación enfermera cliente (…) y la capacidad de la enfermera para empatizar o “sentir desde” el paciente, representa la principal característica de las relaciones profesionales
  • Planner (1981 citado en Medina, 1999) define el cuidado como “un proceso interactivo por el que la enfermeras y el cliente se ayudan mutuamente para desarrollarse, actualizarse y transformarse hacia mayores niveles de bienestar. El cuidado es alcanzado por un conciencia e íntima apertura del yo al otro por una determinación sincera de compartir emociones, ideas, técnicas y conocimientos.”
  • Paterson y Zderad (1979 citado en Medina, 1999) apuntan que los elementos del cuidado suponen el encuentro (el ser y la actualización) entre personas (enfermera y paciente) en una transacción intersubjetiva (estar con y hacer con) que ocurre en un tiempo y espacio (tal y como son percibidos por el enfermo y la enfermera) y con una finalidad determinada (bienestar y actualización).

La complejidad estructural de la acción cuidativa, empieza a construirse a partir de las narrativas de naturaleza humana y social y la interacción que fluye entre los enfermeros y los sujetos, en ellas, se desarrollan intercambios de procesos de vida y de desarrollo humanos distintos, con una manera particular en cada uno de ellos de entender la vida, la salud, la enfermedad y la muerte, situando “el cuidado” en un proceso de interacción dialógica sujeto-sujeto y construido a partir del relato de vida del propio protagonista del cuidado (Ferrer, 2004).

Germán (1997) pone un ejemplo práctico de lo que entiende por cuidar:

 “¿Cuidar es dar un vaso de agua/leche o infusión y las buenas noches? ¿Es cuidar dar un hipnótico y las buenas noches? Ella contesta afirmativamente a ambas preguntas. (…) ¿Qué suele suceder hoy en día? Que el fármaco no dejará de darse porque está prescrito (orden médica); en cambio, la infusión dependerá de las circunstancias. Dada la escasez de enfermeras en los hospitales, es muy probable que el enfermo se quede sin infusión y sin buenas noches. Dar las buenas noches para una enfermera es más que un signo de buena educación. Dar las buenas noches es un acto compuesto por varias partes: la observación, conversación, exploración (si es necesaria) que conducen a una valoración y la entrega de bebida, medicamento… y a una relación interpersonal.”

Estas aportaciones que sobre el cuidado realizan diferentes enfermeras se pueden agrupar según Morse (1991 citado en Watson, 2001) en cinco perspectivas del cuidado analizando la literatura enfermera:

  • El cuidado como un rasgo humano, una condición natural del ser humano.
  • El cuidado como un imperativo moral, como virtud o valor.
  • El cuidado como afecto hacia si mismo, hacia un paciente o hacia un trabajo.
  • El cuidado como una interacción interpersonal, como algo que existe entre dos personas.
  • El cuidado como intervención terapéutica, una acción deliberada y planeada con un objetivo en mente.

La Dra. Watson, enfermera que ha desarrollado la teoría del cuidado humanitario (caring),  y que en realidad se trata una perspectiva en que se impregna de compasión el cuidado. La compasión es uno de los valores que asume la ciencia enfermera en sus multiples aproximaciones teórica y prácticas. La teoría del cuidado caritativo de Katie Erikson, o el trabajo que realiza Margaret Newman en su teoría del cuidado donde habla de un patrón emergente de conocimientos de enfermería que refleja la compasión, la transformación y la libertad.

Para mi el cuidado, como elemento central de mi profesión, es lo que me permite conectar con la humanidad, la compasión y todos aquellos valores que nos ayudan a transcender y aliviar el sufrimiento. Y como final de esta entrada en está bitácora querría recordar la fábula del cuidado recogida por Higinio y a la que Boff hace referencia:

Cierto día al atravesar un río, Cuidado encontró un trozo de barro. Y entonces tuvo una idea inspiradora. Cogió un poco del barro y empezó a darle forma. Mientras contemplaba lo que había hecho, apareció, Júpiter.

Cuidado  le pidió a Júpiter que le soplase su espíritu y este lo hizo de buen grado.

Sin embargo, cuando Cuidado quiso darle nombre a la criatura que había modelado, Júpiter se lo prohibió. Exigió que se le pusiera su nombre.

Mientras Júpiter y Cuidado discutían surgió, de repente, la Tierra. Y también ella le quiso dar su nombre a la criatura, ya que había sido hecha de barro, material del cuerpo de la Tierra. Fue entonces cuando empezó una fuerte discusión.

De común  acuerdo, pidieron a Saturno que actuase como árbitro. Este tomó la siguiente decisión que a todos pareció justa:

Tú, Júpiter, le diste el espíritu; entonces, cuando muera se te devolverá ese espíritu.

Tú, Tierra, le diste el cuerpo; por lo tanto, también se te devolverá el cuerpo cuando muera esa criatura.

Pero como tu, Cuidado, fuiste el primero, el que modelaste a la criatura, la tendrás bajo tus cuidados mientras viva.

Ya que entre vosotros hay una acalorada discusión en cuanto al nombre, decido yo: esta criatura se llamará Hombre, es decir hecha de humus, que significa tierra fértil.

Referencias

  • Boff, L. (2002). El cuidado esencial. Madrid Ed. Trotta.
  • Canon Pali. Sn 2,4 Mahamangala Sutta – Discurso de la protección.
  • Ferrer, E. (2004). Una mirada compleja de lo concreto. En Disco de ponencias y comunicaciones V Simposium Internacional de Diagnósticos de Enfermería – Valencia 13 y 14 de mayo de 2004. Valencia: AENTDE.
  • Haidt, J. (2006). La hipótesis de la felicidad : la búsqueda de verdades modernas en la sabiduría antigua. Barcelona: Gedisa.
  • German, C. (1997) ¿Porqué la enfermería debe investigar fundamentalmente sobre cuidados?. En: De la teroría a la práctica del cuidado. II Congreso Nacional de la Asociación de Enfermería Comunitaria. Valencia: AEC.
  • Guirao Goris, JA.  “Diagnosticar para cuidar”. Correo AENTDE. Vol 11 – Diciembre 2008. Disponible en http://www.aentde.com.
  • Medina, J.L.,(1999). La pedagogía del cuidado: saberes y práctica en la formación universitaria en enfermería. Barcelona: Laertes Psicopedagogía.
  • Watson, J. (2001). Assessing and measuring caring in nursing and health sciences. New York: Sringer Publishing Company.
under: Compasión, Cuidado, Enfermería

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